Carta de verano del Director Ejecutivo de DUG, Michael Buchenau
Esta carta también se publicó en la edición de verano de 2010 de The Underground News.
Todos hemos experimentado lo que significa estar vinculado emocionalmente a un “lugar”. Puede ser una casa, un pintoresco lugar de vacaciones al que se vuelve año tras año, una cafetería de barrio, el campus de un colegio o incluso un antiguo estadio de béisbol. Las conexiones positivas con un lugar parecen estar asociadas a emociones y experiencias, así como a recuerdos entrañables. El apego a un lugar suele implicar un sentido de la administración y la voluntad de esforzarse por cuidarlo.
En DUG, hemos sabido intuitivamente que esto es lo que ocurre con los huertos comunitarios. De hecho, es en el cuidado de una parcela y del jardín en su conjunto donde parece desarrollarse el apego. A lo largo de temporadas buenas y no tan buenas, granizadas dañinas, cambios en la composición del huerto, éxitos y fracasos, e incluso algún que otro conflicto, los horticultores comunitarios se sienten cada vez más unidos a su huerto como “lugar”. Su optimismo ante las posibilidades del jardín parece aumentar con cada estación que pasa.
Durante los últimos 4 años, investigadores de la Escuela de Salud Pública de Colorado han estudiado la relación entre el apego a un lugar y los huertos comunitarios y, en particular, cómo el apego a un lugar puede afectar a la toma de decisiones de las personas en torno a estilos de vida saludables. En esta edición de las Noticias Subterráneas, la Dra. Jill Litt continúa su serie sobre los resultados de la investigación centrándose en el concepto de Coloque el accesorio. Su obra titulada Rx for Healthy Place Making: Making Places Meaningful, se basa en su artículo de la edición de primavera, centrado en la “eficacia colectiva” y los huertos comunitarios.
Los huertos comunitarios me parecen especialmente singulares en lo que respecta al concepto de apego al lugar. Los jardines son paisajes cotidianos que se trabajan, se cuidan y siempre cambian. Son lugares donde los jardineros desarrollan una relación activa y continua con la tierra, mientras que la tierra les devuelve a cambio. Los jardines son únicos en el sentido de que tienen tanto que ver con la red social de jardineros como con el espacio físico del jardín: uno no puede existir sin el otro. Los huertos comunitarios son lugares donde las personas cultivan alimentos y crecen sanas juntas y, como tales, son a la vez muy sencillos y muy profundos.
Tras la inauguración de nuestro jardín número 100 en Ruby Hill Park el 25 de septiembre, me sorprende lo singular que es cada uno de los 100 jardines del DUG, tanto en su composición física como social. Me maravilla cómo personas de todas las edades y procedencias se encariñan con su jardín. Se preocupan por igual de su jardín y de sus compañeros, y se apegan a lo que el jardín significa en su vida cotidiana. Y es en esa profundidad del apego donde los jardines tienen el potencial de crear un cambio duradero.
Michael
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