El ajo es un cultivo fantástico que ofrece beneficios tanto culinarios como para la salud. Tanto si eres nuevo en jardinería como si tienes algo de experiencia, esta guía te guiará paso a paso para cultivar ajos con éxito en tu jardín.
Preparación del suelo
El ajo prospera en suelos soleados y bien drenados, con una textura franco-arcillosa-arenosa. Prefiere un suelo con un pH entre 6,2 y 6,8. Un buen drenaje es esencial para evitar que los bulbos se pudran. Para mejorar el suelo, añade compost o planta cultivos de cobertura, como trébol o trigo sarraceno, y remuévelos.
Preparar tu huerto
En las parcelas más pequeñas, desentierra los 15 a 20 cm superiores de tierra. A las raíces del ajo les gusta crecer en profundidad, por lo que es beneficioso un suelo bien labrado. Mezcla materia orgánica, como compost, para enriquecer la tierra. Una última pasada con un cultivador puede ayudar a romper la tierra para facilitar la siembra.
Momento y técnica de plantación
El mejor momento para plantar ajos es en otoño, unas 4 a 6 semanas antes de que se hiele el suelo. En el área metropolitana de Denver, planta a mediados de octubre. «Rompe» los bulbos para separar los dientes, y plántalos a unos 5 cm de profundidad con el extremo puntiagudo hacia arriba. En climas secos, puedes plantar los clavos directamente en tierra ligeramente seca. En suelos más húmedos, haz agujeros con el palo de una escoba antes de plantarlos.
Espaciado y profundidad
Planta los dientes muy juntos, dejando entre ellos de 10 a 15 cm para el ajo de cuello duro y de 15 a 20 cm para el ajo elefante. Plantar más cerca ayuda a controlar las malas hierbas a medida que crecen las plantas. Separa las hileras entre 24 y 30 pulgadas para facilitar el deshierbe.
Mulching
El acolchado es vital para mantener una humedad y temperatura constantes del suelo. Aplica varios centímetros de paja, alfalfa o recortes de césped justo después de plantar para ayudar a retener la humedad y suprimir las malas hierbas.
Riego
Mantén la tierra constantemente húmeda pero no encharcada, sobre todo durante la germinación y cuando los brotes estén creciendo. Reduce el riego a finales de primavera, cuando los bulbos maduren, para evitar la aparición de moho u hongos.
Recolección
Recoge el ajo cuando el tercio inferior o la mitad de las hojas se hayan vuelto marrones. Utiliza una horca para levantar suavemente los bulbos de la tierra, con cuidado de no dañar los tallos.
Curado y almacenamiento
Tras la recolección, cura los ajos secando toda la planta, incluidas las hojas, durante 2 ó 3 semanas en un lugar bien ventilado. Cuélgalos en manojos o guárdalos holgadamente en bolsas de malla para asegurar una buena circulación del aire. Recorta las puntas y las raíces después del curado. Almacena el ajo en un lugar fresco y seco, con temperaturas entre 50-70°F y una humedad relativa del 50-60%.