Publicado por Jessica Romer, Coordinadora de Iniciativas Comunitarias
Publicado originalmente en el boletín Connecting Generations
No es raro, sobre todo en un huerto comunitario nuevo, que de vez en cuando se produzcan actos vandálicos. Se necesita tiempo para que los vecinos y residentes comprendan de qué se trata el nuevo espacio, por qué está ahí y cómo funciona. Con el tiempo, a medida que los jardineros están presentes y cuidan el jardín, y hablan con los transeúntes sobre la finalidad del espacio, hemos comprobado que el jardín se convierte en un espacio respetado por la comunidad. Por supuesto, los jardineros no pueden estar en el jardín todo el tiempo y un mural, especialmente uno pintado por jóvenes de la comunidad, es una forma de mostrar una presencia colorida a la comunidad circundante. Este verano, jóvenes de toda la ciudad se han dedicado a pintar murales para dejar su huella, ya sea para dar color al jardín o para que los vecinos sepan que el jardín es querido y cuidado y que se agradece enormemente que el espacio sea respetado por todos.
Si en el jardín de tu colegio no hay ningún mural colgado, ¡considera la posibilidad de hacer uno para tu próximo proyecto artístico! Los murales son un proyecto divertido y creativo para hacer con los niños. Todo lo que necesitas es un trozo de madera contrachapada de la ferretería (o del callejón), y te sugerimos pintura para interior/exterior que aguante varias temporadas. También puedes organizar primero una sesión de brainstorming con los niños para decidir un tema. ¡Feliz pintura!
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