El compostaje es una práctica vital con profundos beneficios tanto para el medio ambiente como para la sostenibilidad personal. En esencia, el compostaje consiste en la descomposición natural de la materia orgánica en un acondicionador del suelo rico en nutrientes. Este proceso no sólo desvía los residuos orgánicos de los vertederos, donde emiten gases nocivos de efecto invernadero, sino que también crea un valioso recurso para enriquecer los suelos y favorecer el crecimiento de las plantas.

Al compostar materiales orgánicos como restos de cocina, residuos de jardín y productos de papel, las personas pueden reducir significativamente su huella ecológica y contribuir a una economía más circular. El suelo enriquecido con compost mejora su estructura, aumenta la retención de humedad y promueve una actividad microbiana saludable, fomentando un crecimiento robusto de las plantas y reduciendo la necesidad de fertilizantes químicos.

Además, el compostaje ayuda a mitigar el cambio climático al secuestrar carbono en el suelo, reduciendo así los niveles atmosféricos de CO2. También reduce la presión sobre los sistemas municipales de gestión de residuos y minimiza la contaminación de los vertederos. Adoptar el compostaje como práctica diaria permite a las personas desempeñar un papel activo en la gestión medioambiental, al tiempo que recogen los frutos de unos jardines y paisajes más sanos y sostenibles.

DUG ofrece varios talleres a lo largo del año sobre compostaje y vermicompostaje, o compostaje con lombrices. Cada primavera, también ofrecemos el Programa de Formación de Composteros Comunitarios de Denver, un curso de formación de diez sesiones organizado en colaboración con la Oficina de Acción Climática, Sostenibilidad y Resiliencia de Denver (CASR) y el Departamento de Transportes e Infraestructuras de Denver (DOTI).