#21: Conoce a Christian, participante de Grow a Garden + jardinero de traspatio
“2020 fue nuestro primer año con DUG. Nos han aprobado una caja de cultivo gratuita. La pandemia estaba en pleno apogeo y pasábamos más tiempo en casa. Mi marido es músico y ese sector se vio muy afectado por el COVID. Teníamos que encontrar la manera de ser un poco más inteligentes desde el punto de vista financiero para que todo funcionara. Pensamos que sería una gran experiencia de aprendizaje cultivar nuestros propios alimentos en casa, que nos permitiría enseñar a nuestros hijos el valor de cultivar alimentos y que podría ayudarnos a ser más responsables con la Tierra en la que vivimos. Hicimos todo en nuestro patio trasero. Construimos jardineras y también plantamos en el suelo. Estamos deseando volver a hacerlo este año como participantes en el programa Cultiva un huerto. No nos hemos asustado.
Crecí con mi madre y mi abuela dedicadas a la jardinería. Recuerdo cuando trabajaba en el jardín para mi abuela. Me pedía a mí o a uno de mis primos que saliéramos a recoger algo para poder usarlo mientras cocinaba. Recuerdo cuando me sentaba a jugar en las hileras del jardín y comía los frutos directamente de los árboles. Fue genial darme cuenta de que podía hacer las mismas cosas que veía cuando crecía.
No habríamos empezado un huerto de no ser por la ayuda de DUG. Me puse en contacto con DUG por capricho. No teníamos acceso a semillas ni planos para hacerlo por nuestra cuenta, y recibirlas sin coste alguno fue lo que nos inspiró para construir nuestro huerto casero.
Cultivamos muchas cosas que utilizamos habitualmente, como hierbas aromáticas, tomates y lechugas, cosas que antes habríamos tenido que comprar a granel en el supermercado. Así que sí que influyó en lo que gastábamos: ¡podíamos cogerlo directamente del jardín!
El jardín de nuestra casa era para mí un espacio de relajación y meditación. Todas las mañanas me levantaba, iba a regar y a ver cómo estaban nuestras plantas. Estar en el jardín me permitía tener un espacio mental libre, lejos de toda la locura que ocurría en el mundo.
Ver lo entusiasmados que estaban mis hijos viendo crecer las plantas, aprendiendo sobre los diferentes tipos y nombres de plantas, y aprendiendo lo que cada una necesitaba para prosperar fue muy valioso para nosotros como familia. Los niños probaron muchas verduras nuevas que probablemente no habrían probado de otro modo porque procedían de nuestro propio huerto. Salían fuera y hablaban con las plantas. Mi hijo le decía al brócoli que le encantaba cada mañana. Mi hija se comía los tomates de la parra y yo me preguntaba por qué siempre faltaban.
A mi marido le encanta la berza, así que fue increíble poder ir a buscarla al jardín. Antes de esto no tenía ninguna experiencia en jardinería, pero ahora es todo un jardinero. Me dice: “¿Crees que deberíamos construir invernaderos el año que viene?”.
Antes de apuntarnos al programa Cultiva un huerto este año, nos sentamos a hablar en familia sobre lo que queríamos cultivar en nuestro huerto. Elegimos cosas juntos en la aplicación. Todavía tengo semillas del año pasado que también usaremos esta temporada”.
